Si escribiste la URL de esta página, deduzco que sabes de qué va: este es mi sitio personal.
Espero también que puedas deducir mi nombre: Ramos, Carlos Ramos.
Si bien suena a línea de un agente secreto, lo mío más bien se debe a la falta de disponibilidad del dominio “carlosramos.com”.
¿Quién soy? Heme aquí:

Suficiente de mí, ¿de qué va el sitio?
El lema de este sitio es “Una colección improvisada de conocimiento inconexo”.
Lo que quiere decir algo como “la verdad no sé lo que estoy haciendo, y no encontré otra forma de exponer mis ideas al mundo que a través de esta colección desordenada de temas”. Obviamente, quería que sonara más sofisticado de lo que en verdad es.
Si aún sigues leyendo, explicaré un poco…
Los temas
Aunque por el lema parece que tengo un caos irremediable, puedo reducir el contenido a un tema principal: Sublime Text.
Por supuesto, se pueden colar cosas sobre escritura, finanzas personales, Yoga, reflexiones sin sentido, y cualquier otra cosa que me nazca publicar.
Como decía, Sublime Text. Es mi editor de texto principal, y soy un predicador del editor. Lo que aquí trato es sobre cómo mejorar en su uso, enfocado más a la creación de plugins y temas.
Sobre los demás temas… ¿por qué un individuo como yo osaría hablar de ellos?
Un poco de mí (mi experiencia, pues)
Mi nombre es Carlos Ramos, y soy un acumulador compulsivo.
Contrario a las personas que aparecen en la obra de Marie Kondo, mi acumulación es más de naturaleza intelectual: soy un coleccionista de títulos, entre los que destacan los adquiridos gracias a la formación académica.
Tengo un título que dice algo sobre “Ingeniería en Mecatrónica” y otro de “Maestría en Ciencias en Ingeniería Eléctrica”… aunque… bueno… laboro como Ingeniero en Sistemas (siete años de estudios me sobrecapacitaron para reiniciar equipos de cómputo).
También tengo una certificación como desarrollador en lenguaje C.
Dejando el plano lógico-matemático, decidí tomar cursos de Yoga para formarme como instructor reconocido por Yoga Alliance con 200 horas de entrenamiento (200RYT). Pero, como dije, acumulador. ¿Por qué detenerse cuando puedes llegar a 500RYT?
Así termine con diplomitas que dicen que sé sobre Hatha Yoga, Raja Yoga, Yoga restaurativo, Yoga para niños, Yoga terapéutico, entre otras cosas. Como dije, necesitaba ser 500RYT.
Después de eso me dio por saber de quiropráctica y osteopatía, y también tomé cursos al respecto… junto con algunos otros de masoterapia.
Y, ya estando en las disciplinas físicas, me certifiqué como instructor de Pilates y entrenamiento funcional.
Y, lamentablemente sin título que lo respalde, están todas las capacitaciones en línea, el aprendizaje que los desarrolladores de aplicaciones web tienen que hacer por su cuenta para poder laborar en el mundo real, todos los libros leídos, y muchas cosas más.
El punto es: tengo muchos temas en mi cabeza.
Pero, claro, has de tener otra pregunta…
¿Por qué en un sitio con mi nombre?
La historia del sitio
De acuerdo a un WHOIS, el sitio fue adquirido en 2013. Sí, ya llevo siete años con el sitio y apenas en el 2020, en medio de una pandemia, empecé a hacer algo público con él.
¿Por qué?
Posiblemente porque ya me cansé de vagar de un lado a otro.
No es que sea mi sueño ser un bloguero famoso y viajar por el mundo. Lo que me agrada es documentar mis experimentos en diversas áreas de mi vida, principalmente en el plano de programación.
Todo empezó hace muchos años, tantos que ya no recuerdo cuántos, con un sitio llamado udoss.com. Era un acrónimo para Unbound Darkness Open Source Software.
Y… sí. Unbound Darkness era el nombre de mi primer cuenta de correo, cuando era joven, estúpido, y no sabría que la tendría que incluir en mi Curriculum Vitae.
Lo de Open Source Software venía de mi entonces radicalismo extremo de odiar a Microsoft como empresa impía que atentaba contra los nobles ideales del código abierto.
Gracias a alguna fuerza cósmica, recapacité y dejé morir el proyecto.
Desgraciadamente, la iluminación de dejar el ridículo nombre de udoss.com atrás no llegó muy lejos: mi inteligencia o inspiración solo sirvió para crear otro sitio con un nombre casi igual de abominable… programnation.com.
Porque… pues… obvio… sonaba como “programación” pero era tan grande como una nación… vale, no me juzguen.
Antes las idioteces uno las hacía más en secreto.
Después de eso decidí concentrarme en un solo tema en el que entonces no había mucha información en español: VHDL.
El nombre del sitio, ¡en caridad de Cristo!, por fin contaba con un nombre decente: Estado Finito.
Eso fue allá por 2013, mismo año en que mi dominio personal fue registrado.
Tuve buenos momentos con él, pero lamentablemente la vida me alcanzó (ahem… el trabajo en horario de oficina).
El proyecto bajó de prioridad y, para todos fines prácticos, estuvo muerto. Un buen día del 2019 hubo un virus en el servidor donde lo tenía alojado y me vi forzado a declarar su muerte… bajo mi tutela, al menos.
Previo a ésto, tenía una oferta de compra por parte de unos profesores de VHDL de España, a los que había rechazado porque no quería deshacerme de mi bebé de tantos años, a pesar de que por más de dos años no lo hubiera actualizado.
En fin, se puede decir que soy un bloguero con éxito si ya vendí mi propiedad intelectual, ¿no?
Por supuesto, aquí jamás mencioné a ktaris, mi intento de empresa de desarrollo web (razón por la que ese tema no se trate en este sitio).
Tampoco hablé del sitio de mi banda de rock en progreso, experimento37, donde se publicará la mayor parte de mis letras y tribulaciones al respecto.
Porque, aún con esos dos dominios, ¿dónde dejo mi curso de pygame, sobre el juego que cree desde udoss.com? ¿o mi curso de máquinas de estado finito que cree en Estado Finito? ¿O mi curso de plugins en Sublime Text 3, que nunca tuvo una casa?
Cansado de tratar de ser inteligente con los lastímeros intentos de nombre, y harto de comprar dominios que iba a dejar morir sin utilizarlos, simplemente decidí dejar todo aquí:
ramoscarlos.com, mi santuario público de conocimiento adquirido, sin mayor afán de clasificar o limitarme a un tema, a un campo semántico.
Mi simple nombre, mis simples ideas.
Sin más acrónimos sin sentido, sin mayores aspiraciones en la vida que encontrar un lugar en el cual volver a empezar.
Sin más pretensión… ramoscarlos.